Historias del Altiplano
  EL PAN MAS CARO DEL MUNDO
 

En 1812, estando la Puebla de Don Fadrique ocupada por las tropas napoleónicas, se había constituido una Junta de Gobierno en sustitución de los antiguos Concejos y Ayuntamientos. Sus miembros fueron D. Antonio Martínez Vivo, D. José Díaz Tauste, Pascual Romero Ávila, Miguel Romero Laude, Domingo Gallego, Juan José Gómez Olivares, Juan Fernández Hoyos. Pascual Martínez Guilarte, Bernabé Sánchez, Alfonso Romero Ávila y Salvador Romero Ávila, siendo ese año presidente D. Pascual Jiménez Muñoz.
Llegado el mes de Mayo la Puebla se encuentra con un grave problema de desabastecimiento de grano, al tener que alimentar a las tropas ocupantes que además requisaban cuantos víveres podían, de manera que iba a resultar imposible conseguir pan. Previendo los altercados que esto podría causar entre los poblatos y los soldados franceses causantes de la situación, D. Pascual decide contactar con Gregorio Piñero, natural de Cehegín y mayoral de un señor murciano en estas tierras, afincado en las Casas de Don Juan en el Campo de Bugéjar. Aunque la Junta se encontraba sin fondos, dada la situación D. Pascual compra el grano necesario y emite un juro de pago para el mes siguiente; pero llegado Junio como era de imaginar el trigo no es pagado, primero ante la comprensión del mayoral y después para su desesperación, al ver como pasa el tiempo y desaparecen los franceses pero no la deuda.
Ante las eternas escusas y la imposibilidad de cobro de la Junta y después del Ayuntamiento, Gregorio decide tomar la vía judicial ante la justicia de Puebla pero con los mismos resultados, por lo que se ve obligado a recurrir a la Real Chancillería de Granada. Allí hace una maravillosa declaración que resume por sí sola cómo debieron ser las cosas durante siglos en estas poblaciones "... Esto depende de que los individuos que componían aquella junta son personas del mayor influjo y poderío en la villa. Muchas de ellas se hallan actualmente en el Ayuntamiento, y las demás están enlazadas con los individuos de Justicia."
Así las cosas la Chancillería ordena que se reunan los miembros vivos de aquella Junta para responder sobre la veracidad de las acusaciones, lo que tiene lugar en 1817. No debía tener mala fe D. Pascual pues inmediatamente reconoció ser todo verdad y ser suya la firma del juro, pero debía sospechar lo que se venía: la mayoría de los demás componentes de la Junta dijeron no saber nada, o incluso acusar directamente a Gregorio de mentir. Pero existiendo el billete de pago como prueba y con la declaración de D. Pascual, el resultado es que se quedó solo ante la causa, concluyendo la Chancillería que había existido o bien engaño de su parte por ocultar la compra de trigo a la Junta, o abuso de poder por ejecutarla sin convocar a los demás componentes, y fue condenado a pagar de su bolsillo el valor del grano y las costas del juicio por un importe total de algo mas de 24.000 reales. Bien caro salió el pan a nuestro pariente y bien amargo el pago del cargo que desempeñó, tras lidiar con los ocupantes y haber conseguido abastecer de un alimento básico a una villa que se encontraba esquilmada.


 
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